Sinopsis
Uno de los objetivos de la invasión fue la captura de Saddam Hussein. Paul Bremer anunció una recompensa de 25 millones de dólares por cualquier información que pudiese llevar a los estadounidenses hasta él. En diciembre de 2003, Sadam fue capturado cerca de Tikrit escondido en un búnker. Las imágenes de un Saddam descuidado, de larga barba y cabellera, y totalmente aturdido, dieron la vuelta al mundo en los días siguientes.
El dictador fue interrogado por agentes de la CIA durante semanas porque Washington quería saber a toda costa donde estaban escondidas las armas de destrucción masiva. No obtuvieron ninguna información al respecto y las armas nunca fueron encontradas.
Dirección
James Bluemel