Sinopsis
La extorsión fue una de las fuentes de financiación de ETA durante cinco décadas, junto a los secuestros y los atracos. El 80% de sus finanzas provenían del cobro de estas extorsiones conocidas como "impuesto revolucionario". La banda terrorista nunca dejó de acosar a miles de empresarios, comerciantes, abogados, cocineros, médicos y un largo etcétera: si pagabas, entrabas en el juego de financiar el terrorismo, si no lo hacías, te convertías junto a tu familia en objetivo de la banda mafiosa. ETA no detuvo este sistema ni siquiera durante las "treguas" que anunciaron. Algunos pagaron este "impuesto" con su propia vida.
Dirección
Jon Sistiaga, Alfonso Cortés-Cavanillas